cómo la biología de la evolución es la mejor metáfora de alguien que amé.
*Sólo a veces, cuando levanto la mirada y veo las estrellas, sólo a veces recuerdo quién era….
Recuerdo que crecí viendo lenguas de fuego de estrellas nacientes, su color original era azul, pero luego con el pasar del tiempo y de los años luz las veía amarillas y rojas, y titilaban casi como titilan los corazones. Era testigo del nacimiento y de la muerte de la luz, de la vida, y de todo un subconjunto de subconjuntos en mi hogar, el espacio.
Yo llevaba todas las cuentas del tiempo; y cada ves era más el tiempo acumulado, me desesperaba porque no veía futuro y cada ves apagaba más estrellas, y al otro día otra y otra, y así pasó el tiempo.
Una estrella nacía, yo misma la alumbre con un soplo de color, nacía otra más. Otra más pero la única que me daría mi libertad y unas alas que se debilitarían en una micro fracción de segundo comparada al resto de mi vida en el espacio.
Una estrella nacía… y yo me transformaba con ella, yo misma que no tenía ni diámetro, ni distancia, ni años luz, ni volumen, que no era nada y al mismo tiempo todo, me transformaba en una miserable partícula, un átomo. La fusión del nacimiento de la estrella y yo, yo un átomo, ella una estrella.
Pasaron millones de años, y quizá otros millones, y yo continuaba siendo un simple átomo, de la nada hacia la nada…
Siendo un átomo llegué hasta la tierra. Se movieron las montanas, se “divorció la tierra”, Pangea y Laurasia ; y luego se divorciaron una ves más. La tierra estaba fraccionada, entónces creció el verde, y el azul profundo del agua se virtió por los espacio hundidos de aquel divorcio. Luego vinieron los seres que caminaban y alargaban sus cuellos para poder alimentarse, también desaparecieron. Y yo, aguardaba.
La evolución atacó cada ser, y cada uno brilló de una forma distinta, un ser decidió que era hora de pensar, y así el ser humano decidió copiar la altura de las montañas en inmensos cajones de hierro, los llamaron edificios. Y también volvieron en carros lo que algún día fueron los elefantes, los camellos, los caballos, las carretas…
Todo evolucionó… Y yo, aguardaba.
Finalmente, llegó la hora, fui asignada para ser parte de una criatura maravillosa, esta criatura me recordaba a todas mis hijas las estrellas, tenía luz propia, se suspendía en el aire; aparte volaba, se movía, tenía vida… Era el ser más espectacular que había visto en la tierra, me llamaron LIBÉLULA. Recorrí los Bosques Daneses, pasé por Hannover, por los bosques de thuringuer; y finalmente llegué a Francia, volaba, me suspendía en el aire y era libre...
Una noche, violenta y fatal, conocí que la naturaleza no es inmortal y mi destino estaba marcado...asimilé que era mi último día entónces siendo una libélula, me senté en una rama y observé el cielo... a veces y sólo a veces cuando levantaba la mirada y veía las estrellas; sólo a veces recordaba quién era...
Esa misma noche, volé esquivando las gotas de agua que empezaban a caer desde el cielo, volé hasta que no pude más...
El bosque era denso, y estaba cansada... prensentía que mi último momento se acercaba, y después de un “un tronar seco del cielo” empezé a descender lentamente, caí en la tierra agonizante, y recordé todo mi pasado siendo una libélula, el ser del espacio, el átomo deambulante... la libélula...
Ahí en el suelo; de repente, sentí que una mano me sujetaba y me alzaba, no alcanzé a ver su cara, el sentía tener una estrella en la mano... y yo regresaba a ser un simple átomo. En ese momento mi luz se apagó para siempre. Y desde entónces él busca la luz de su vida.
3 Comments:
Todo es un ciclo.
Asi es la naturaleza.
Ese es el orden Universal de la Vida.
No es ni trizte, ni malo, ni bueno, simplemte "es".
5:17 PM
Hermoso, hermoso, hermoso....
11:34 PM
me parece que en estos momentos de la vida falta pararce y analizar lo que tenemos alrededor ya que todo tiene su principio y fin para no olvidar antes d que se termine
3:11 PM
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