El sueño que despertó una realidad
La moda de decir te quiero a horas extrañas y en situaciones fuera de lo común empezó con mi tia Marta, me pareció un gesto lindísimo y he meditado mucho desde ese día, porque tal ves yo sea una de esas personas que se muere por expresar un poco más sus sentimientos, pero muchas veces eso solo se queda adentro, y mi actitud, voz, mirada… mi todo EXTERIOR, se vuelve una cárcel del amor. Bueno bueno… esto vá sólo a decir te quiero, este post no se trata de sentimientos…
Se trata sólo de un sentimiento hacia una persona. Y lo hago no por decir te quiero (siempre lo he hecho) sino más bien te querré…
Este Post está planeado desde hace 8 dias, cuando me levanté y recordé…por un sueño que tuve, el cual…irremediablemente se mueve en mi cabeza como si fuera un recuerdo y no un hecho irreal que mi cerebro creó mientras dormía.
“Siempre junto a mí, así lo recuerdo… a la sombra que me cobija desde que nací, no sombra por lo oscura, sino por lo constante, la sombra tiene nombre, tiene más sentimientos que tu y yo juntos, y que todos los ojos que pasaron por aquí, la sombra tiene mi sangre, la sombra me dio su sombra, esta sombra dirigió mi infancia y corrigió mi juventud, sigo siendo joven… la sombra se asoma, y calla, porque cree que sus palabras se pudren bajo mi árbol, pero NO… sus palabras sí se pudren pero abonan siempre mis ideas. Mi vida misma. La sombra me cobijará hasta que la luz se lo permita, o tal ves, hasta que mi árbol caiga”. JRN.
El sueño:
El rojo, naranja, amarillo de fondo azul se levantaba cada ves más alto sobre el techo verde de la casa. Las lenguas de Satanás calentaban el ambiente y cada segundo teníamos que separarnos más de lo poco que quedaba ya…
El sentimiento no podía ser diferente… nuestro pequeño mundo se destruía, los colores que mas amaba eran mis peores enemigos, los colores del fuego que se alimentaban con mi hogar.
Todo el mundo corría como si hubiese una solución, era tarde, no había nada que hacer. Solo contemplar el espectáculo en este caso desde los ojos DEL QUE PIERDE.
El desespero de quedar en nada… de perder lo poco que quien amamos construyó con tanto esfuerzo, con tanto amor… ver sus ojos perdidos un poco más en la esperanza que en el desconsuelo debería ser un alivio, pero yo sabía que pensaban “esto es una pesadilla” pronto despertaré…
Todo lo material se recupera… todos dicen eso, perder lo material de todas formas es triste, porque nunca se recupera lo mismo, se consiguen otras cosas…
La tristeza rondaba a mis kilómetros a la redonda… hasta el punto de correr hacia la casa… recuerdo los ojos de todos mirándome y tratando desesperadamente de alcanzarme, yo llegue tan cerca de la casa, pase los colores del fuego y dejé de sentir el calor. La casa estaba completamente quemada, pero yo podía acercarme, tocar el fuego, ver las llamas comiéndose las cosas, tocar el fuego y caminar en medio de él, era más extraño que mi sueño constante de poder respirar bajo el agua, absurdos… pero mis sueños.
Entré a la casa, todo era carbón, ceniza… alrededor más fuego. Caminé y recorrí toda la casa… mi cuarto, el cuarto de mis papás, la cocina, el cuarto de mia… TODO. Sabía que pronto tenía que salir, ya empezaba a sentir el calor, los minutos de inmunidad se terminaban… Así que empecé a buscar la puerta ya caída y carbonizada, las paredes ardía y pronto empezarían a caerse también. Nadie me dijo, no hubo voces… nadie más que yo en ese lugar. En mi corazón sabía que podía tomar una cosa y solo una cosa de la casa, que una ves que la llevara conmigo afuera su naturaleza sería igual a su estado antes del fuego. Era solo una cosa… y yo tenía que escoger, la foto de la familia… mi caja de recuerdos, la caja fuerte… el cuadro punto de cruz de mi mamá… tantas cosas pasaron por mi cabeza… cada segundo me empezaba a quemar, no podía pensar más de 1 minuto más o terminaría siendo alimento del fuego también, pero la respuesta apareció en frente a mí, un par de ojitos brillaban con mirada de horror que nunca olvidaré…. Era chiribico, mi perro chandoso, Lo cargué y salí corriendo, alcancé a sentir el calor de la última lengua de fuego que me lanzó con su aliento atroz y me empujó fuera.
Una ves ahí vinieron los abrazos, era el milagro… la sonrisa de la noche, yo no podía explicar lo que había vivido, mi única sonrisa hasta el momento era ese ser que cargaba y al que me aferraba como única esperanza. Era la respuesta, la única respuesta al milagro de la vida esa noche de mi vida.
La persona que antes había visto más triste, recuperaba el brillo de sus ojos… me preguntó si había algo de él que hubiese sobrevivido ese incendio… bajé la cabeza y le dije que no…
Entonces me dijo… claro que sí… Tú.
Y las gotas de lluvia empezaron a caer del cielo, cada una de ellas como mil nuevas oportunidades que la vida nos traía.
Así mismo en el trance entre el sueño y la realidad empezaron a caer las mismas gotas esa mañana, las vi resbalarse en mi ventana, sonreí… y me volví a dormir.
(ví que fué necesario... Aparte de la vida, me ha dado muchas otras cosas... A mi papá)