El niño que me regaló su tiempo

El niño de la mirada perdida se mecía en el columpio,
Y mientras tanto yo lo miraba, suspiraba…
Y creo que por primera ves me enamoraba;
El niño de la sonrisa perversa me miraba…
Por primera ves me miraba…
Y creo que por primera ves me enamoraba.

Mientras pasaban los días, el niño me habló,
Me habló de los juegos, me habló de los besos;
Habló de fantasía, de sueños, y otra ves habló de besos.
Mientras pasaban los días…

Mientras pasaron los días conocimos los días,
Las alas, las trampas, los regaños, los regalos
El tiempo de las sonrisas sinceras se terminaba
Pasaban más días, pasaron los años.

El niño de la mirada perdida cerraba la puerta,
El niño de la sonrisa perversa no sonreía,
Pasaron el doble de días que compartimos para volver a verlo,
El niño de la sonrisa perversa ya no sonreía.

Me miraba recorriendo también su historia,
Por un momento jugamos a pretender…
Pretender ser los mismos, pretender a no haber crecido,
Pero para jugar los dos tuvimos que cambiar.

Volver a sonreír…
No hablar de besos, besar…
No pensar en fantasías, tomarnos de la mano;
Era quedarnos callados, mirarnos,
Ir al columpio juntos, era hablar, abrazarnos,
No era jugar… era jugar…

Así como pasaron los días una vez, volvieron a pasar
Todo cambia en esta vida…
Quisiera cantar las mismas rondas…
Ver sus ojos brillar y su mirada perdida…
Y no perdida para siempre…
Ir al parque a jugar…
Y no a un parque a visitarlo

Así como se cayeron las hojas de los árboles un día…
Se cayó el tiempo por un tiempo…
En cámara lenta se fue cada segundo de mis recuerdos
El niño de la mirada perdida se perdió en la eternidad,
El niño que me enseñó a crecer me regaló su tiempo,
En el alma, el corazón y los recuerdos vive para siempre.